Mientras Estados Unidos evalúa las consecuencias globales de la invasión rusa de Ucrania, los funcionarios estadounidenses se reunieron en silencio con el Presidente venezolano Nicolas Maduro en lo que marcó un cambio drástico en la establecida política exterior estadounidense. A pesar de las lecturas cautelosas de ambas partes, la posterior liberación de dos prisioneros estadounidenses por parte de Venezuela indica que la reunión puede haber abierto la puerta a una futura cooperación para abordar una de las peores crisis políticas, económicas y humanitarias del mundo. Ana Caridad y Keith Mines de USIP analizan lo que sabemos sobre el viaje, los posibles caminos diplomáticos a seguir, dónde encaja el movimiento de oposición de Venezuela y cómo los profundos lazos de Venezuela con Rusia podrían afectar el reciente relacionamiento entre Estados Unidos y Venezuela.

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Vista aérea de Caracas, Venezuela. 20 de diciembre de 2019. (Adriana Loureiro Fernandez/The New York Times)
Vista aérea de Caracas, Venezuela. 20 de diciembre de 2019. (Adriana Loureiro Fernandez/The New York Times)

¿Qué sabemos de las reuniones entre funcionarios estadounidenses y venezolanos, y por qué se realizaron ahora?

Keith Mines: Según todos los indicios, el viaje a Venezuela de altos funcionarios estadounidenses el 5 de Marzo fue parte de un impulso diplomático mundial para enfatizar a=en socios y adversarios por igual cuán importante es la defensa de la integridad territorial de Ucrania para Estados Unidos, así como para explorar formas de aumentar la producción mundial de petróleo.

En el Hemisferio Occidental, Venezuela se destaca como un país donde ambos temas son prominentes. Tiene las reservas de petróleo más grandes del mundo y podría decirse que es el socio estratégico más cercano de Rusia en la región. Venezuela ofreció declaraciones oficiales muy tempranas a favor de las acciones de Rusia y en contra de la respuesta defensiva de la alianza de la OTAN.

La visita también fue la primera a Venezuela de altos funcionarios estadounidenses desde fines de la década de 1990. Según los informes, las reuniones fueron cordiales e involucraron a varios altos funcionarios venezolanos además de Nicolás Maduro. Si bien ambas partes hablaron con cautela después de la reunión, la liberación por parte de Venezuela de dos prisioneros estadounidenses después de la reunión indicó que a Maduro le gustaría que continuaran las conversaciones y está interesado en explorar lo que Estados Unidos puede ofrecer.

Otro aspecto a destacar de las conversaciones: esta fue la primera vez que las dos partes han reconocido de una forma tan voluntaria que la otra parte tiene algo que quieren y están abiertas a encontrar una fórmula para alinear sus intereses fundamentales en un marco productivo. Hasta ahora, ambos han jugado a ser "difíciles de conseguir".

Venezuela se ha mantenido firme con Rusia y sus importantes relaciones a pesar de la invasión de Ucrania por parte de esta. ¿Cómo afecta esta relación a la búsqueda de Biden por nuevos enfoques y objetivos en Venezuela?

Keith Mines: La relación entre Estados Unidos y Venezuela es extraordinariamente compleja e involucra no solo petróleo, vínculos con Rusia y/o prisioneros, sino también el encarcelamiento en Estados Unidos del aliado venezolano Alex Saab; el uso del territorio venezolano por parte de grupos armados que luchan contra el aliado clave de Estados Unidos, Colombia; la desestabilización de la región con el éxodo de 6 millones de venezolanos de su patria; los lazos de Venezuela con China, Irán y Turquía; así como acusaciones de narcotráfico. Y esto es solo para empezar.

La relación está muy cargada internamente en ambos países. Las relaciones, hasta ahora, han estado marcadas por la agresividad pasiva y la negación. Los dos lados se molestan mutuamente en cada oportunidad y niegan el poder relativo del otro lado para impactar sus intereses centrales, incluso cuando esos intereses centrales no se cumplen.

Mientras tanto, independientemente de las expectativas que algunos pudieran haber tenido sobre la posibilidad de aumentar rápidamente la producción de petróleo en Venezuela, el sector petrolero allí está tan degradado que se necesitarían hasta $ 12 mil millones en inversiones y varios años para generar una nueva producción notable, aunque hay mejoras marginales y mayor producción que podría hacerse ahora con el alivio de algunas sanciones. Y con respecto a Rusia, es probable que Venezuela decida cubrir sus apuestas y no enemistarse con uno de sus pocos amigos consistentes en el mundo. Pero más allá de un aumento marginal en la producción de petróleo y ataques menos estridentes contra la OTAN y Ucrania, el avance en las relaciones puede haber abierto la puerta al progreso en otros temas aparentemente intratables.

A raíz de las reuniones de la semana pasada, Nicolás Maduro ha anunciado que el gobierno está dispuesto a volver a la Mesa de negociaciones en México. ¿Podría un papel más activo de Estados Unidos en apoyo de las negociaciones promover sus intereses generales?

Ana Caridad: En este contexto geopolítico que cambia rápidamente, el clima internacional podría ser más favorable para un acuerdo negociado en Venezuela que en cualquier otro momento del pasado reciente. Tras la visita, Maduro anunció que su gobierno volvería a las negociaciones en México, que llevan suspendidas desde Octubre. Sin embargo, el progreso en esas negociaciones deberá ser parte de una fórmula compleja que requerirá una gran flexibilidad, enfoque y creatividad de ambas partes.

Uno de los mayores impedimentos hasta la fecha ha sido la falta de voluntad de cualquier administración de los EE.UU. para involucrarse directamente con Maduro y la renuencia a poner las sanciones de los EE.UU. como moneda a favor del progreso negociado. Si bien existen importantes limitaciones políticas internas, el contexto geopolítico cambiante puede haber cambiado el cálculo de ambas.

Estados Unidos debería tomar las recientes concesiones como un indicador de la voluntad de Maduro de involucrarse productivamente y probar esa oferta presionando por una hoja de ruta clara y un proceso paso a paso que conduzca a la reinstitucionalización del país y la restauración del orden constitucional. Esto allanaría el camino hacia elecciones libres, justas y creíbles. Establecida en la hoja de ruta estaría una fórmula para el levantamiento gradual de las sanciones financieras y económicas como un compromiso claro para lograr una resolución sostenible de las crisis. Además, el alivio de las sanciones debe ir acompañado de iniciativas más coordinadas de todo el gobierno de los EE.UU. para optimizar el proceso de política exterior y ayudar a garantizar una respuesta más rápida a las dinámicas cambiantes sobre el terreno.

¿Cómo puede la oposición democrática en Venezuela aprovechar estas aperturas para lograr logros rápidos, como la asistencia humanitaria, con los que puedan ayudar a aliviar la crisis en el país?

Ana Caridad: La oposición democrática en Venezuela debería presionar para obtener más concesiones en pro de abordar la emergencia humanitaria del país. Las dificultades de la situación sociopolítica y económica de Venezuela han alimentado una crisis humanitaria devastadora, con una grave escasez de bienes básicos como alimentos, agua potable, gasolina y suministros médicos. Según una encuesta de Septiembre de 2021, el 77 por ciento de los 28 millones de habitantes de Venezuela vive en la pobreza extrema, la tasa más alta de América Latina.

El cambio en la posición de la Administración Biden hacia Venezuela podría permitir que la oposición democrática logre victorias rápidas que beneficien a la población, mejorando su credibilidad ante la población en el proceso. Un primer paso crítico sería priorizar la implementación del acuerdo parcial alcanzado con el gobierno de Maduro en Septiembre para crear un mecanismo sobre los derechos humanos y las necesidades sociales.

La mesa paralela, compuesta por tres miembros de cada lado, atendería necesidades urgentes en las áreas de salud y nutrición. El progreso en la implementación de este acuerdo parcial no solo contribuiría a aumentar el apoyo popular hacia una solución negociada, sino que también generaría un impulso importante para avanzar en los temas más espinosos de la agenda de negociación.

Además, poder brindar asistencia al pueblo venezolano ayudaría a apuntalar el apoyo a la oposición democrática. El movimiento de oposición experimentó un breve estallido de entusiasmo con los resultados de las elecciones regionales y locales en Noviembre pasado, pero el apoyo a Juan Guaidó, a quien Estados Unidos reconoce como el líder legítimo del país, ha caido de alrededor del 60 por ciento hace tres años, a menos del 15 por ciento en Febrero, según la encuestadora Venezolana Datanálisis.

A medida que las fuerzas democráticas se reagrupen y construyan una coalición más amplia en oposición al gobierno, deberán reconstruir su relación con el pueblo venezolano. La mejor forma de hacerlo sería demostrando compromiso y capacidad para responder a sus necesidades más urgentes.


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